Helena tomo la dirección contraria a
la de su acompañante, no pensaba en mas que alejarse de él. Después de unos
minutos Arturo miro hacia atrás y se percato que su amiga no venia, sin
pensarlo retrocedió en el camino para buscarla sabia que no la podía dejar en
ese lugar, tenia que buscarla.
Caminado entre los árboles y sin
seguir un camino fijo se encontraba Helena, con un estado emocional mezclado, se
encontraba entre el odio, tristeza, desolación, entre otros sentimientos. Por más
que ella luchara e intentara que su amigo la mirara como algo más, no lo había
podido lograr.
Recordó el momento en el cual ella
decidió darle a conocer lo que sentía a su hasta ahora mejor amigo. Fue en un
día soleado de verano, había conseguido que la acompañara a unas clases de
tango y además de eso que él fuera su pareja y los dos tomaran la primera
lección. Después de salir de la clase, decidieron pasear por un parque que se
encontraba cerca, era una día agradable para una caminata, platicaban de cosas
sin sentido de repente ella pregunto.
-¿Te gusto la clase?
- La verdad soy muy malo para el
baile pero me agrado, la música era genial
-Estuviste muy bien, oye y todavía
no tienes novia ¿verdad?
-No, todavía no
-¿Y como te gustan las mujeres?
-Inteligentes, simpáticas, que sean
buenas conversando sobre diversos temas. Se me hace raro que me preguntes,
llevamos ya buen tiempo de conocernos, supongo que me conoces y ya deberías de
darte una idea sobre este tema…
-Bueno, era más para confirmar de lo
que me percato… ¿Y qué opinas de mí?
-¿Cómo?
-Pues ¿cómo me ves?… Vale dejémonos
de rodeos, se que contigo es mejor ir al grano, la verdad me gustas y no quiero
ser sólo una amiga para ti, quiero que sepas que te quiero, que me encantas y
que la verdad si me encantaría intentar algo más contigo…
-No se que decir Helena, nunca antes
ninguna mujer me había dicho esto, y menos una amiga, pero sabes que me gusta
hablara con la verdad y realmente no quiero ilusionarte, sabes que en este
momento me interesa una persona… eres una gran mujer, una gran persona pero
sobre todo eres mi amiga, perdón, te quiero pero como amiga.
Helena pensaba que fue una manera
estúpida de declarar lo que sentía por él, y se reprochaba por tener la
esperanza de que Arturo algún día la viera como algo más. A lo lejos escucho
una voz que la llamaba, sabia que era Arturo. Decidió corre lo más que pudiera.
Después de gritar repetidamente
Arturo se estaba quedando afónico, no sabia por qué Helena había tomado es actitud, cada vez que
salían la pasaban muy bien, eran contadas las ocasiones en que discutían por
algo, en realidad solo habían sido tres ocasiones y con esta una cuarta.
Helena continúo corriendo hasta que
el cansancio le ganó, se encontraba en medio del bosque, sin saber exactamente
dónde. A lo lejos, percibió una silueta, al parecer era de una mujer. Aquella
mujer se encontraba recostada en una piedra, al parecer estaba tomando un
descanso. Helena decidió acompañar en su descanso a aquella mujer.
-Hola, buenos días
-Hola
-¿Me puedo sentar?
-Claro.
-Una pregunta, bueno antes me llamo
Helena
-Mucho gusto Helena, no me lo tomes
a mal pero no te puedo decir mi nombre, tampoco te asustes, no te haré daño…
Helena contemplo a aquella
misteriosa mujer, se le hacia conocida, sabia que en algún lugar ya la había
visto pero no recordaba de donde.
-No hay problema, la verdad te me
haces familiar, oye ¿conoces muy bien este bosque? Es que corrí sin sentido y
creo que estoy perdida.
-Lo conozco muy bien, no te
preocupes te ayudare a salir de este bosque.
-Gracias
-Antes de salir, ¿quieres ir tu sola
o buscamos a tú amigo?
En ese instante Helena sintió un
escalofrió recordé todo su cuerpo, cómo esa mujer sabia que había venido a este
bosque con un amigo.
-¿Cómo sabes de mi amigo?
-Perdón pero eso tampoco te lo puedo
decir, solo te diré que me parece una buena persona, un gran hombre. Estas
enamorada de él, ¿verdad?
Helena se empezaba a preocupar de
quién era esa mujer enfrente de ella pero decidió seguir con la conversación,
ella conocía ese bosque y había prometido ayudarla así que decidió continuar
con la conversación.
-Sinceramente si pero él no me
quiere como yo a él.
-A veces las personas no se dan
cuenta de lo que tienen hasta que lo ven perdido… No te preocupes él se dará
cuenta de lo importante que eres en su vida. En ocasiones con una caminata
encuentras muchas cosas y muchas verdades… Bueno te prometí ayudarte para salir
pero antes, responde ¿buscamos a tu amigo o dejamos que se las arregles sólo?
Helena sabia que Arturo no conocía
bien el lugar, sabia que no lo podía dejar.
-Lo buscamos.
-Haz tomada una buena decisión,
recuerda que él te necesita más de lo que te puedes imaginar. Ahora condúcete
hacia el pie de las peñas ahí lo encontraras, solo tienes que seguir derecho
por este camino sin desviarte.
En ese momento aquella mujer señalo
hacia el poniente.
-No puedo acompañarte hasta ahí pero
después de que te encuentres con él tomen el camino que se encuentra a la
derecha del cuerpo síganlo y saldrán de este bosque.
-Muchas gracias
Helena estaba un poco confundida por
las palabras y la actitud de aquella mujer
pero confió en ella y avanzo por el camino que le había señalado.
Arturo repuesto de un descanso que
había tomado recontándose en el pie de un árbol, decidió continuar con la
búsqueda de su amiga. No tenia ni idea de dónde se encontraba pero sabía que si
se quedaba en un solo lugar no podría ni localizar a su amiga, ni salir del
bosque.
Después de diez minutos de caminata
sin sentido, Arturo estaba preocupado por su amiga, era probable que ella
estuviera perdida igual que él, en estos momentos lamentaba haber dejado su
teléfono móvil en su casa, aunque dudaba que en ese lugar hubiera cobertura. De
repente vio a lo lejos a una mujer que corría a unos metros de distancia, pensó
que era Helena, le grito pero ella no se detuvo, ni voltio a verlo.
Arturo pensó en seguir a aquella
mujer, sabia que podría pedirle ayuda para buscar a su amiga y salir del
bosque, echo a correr detrás de aquella mujer, le grito varias veces para que
se detuviera pero no lo hacia, al parecer era como si no lo escuchara, pero él
seguía corriendo de tras de ella lo mas que podía para lograr alcanzarla.
Súbitamente Arturo callo al suelo,
cuando recupero el sentido pensó en que había tropezado con un tronco y que por
ese accidente no lograría alcanzar a aquella mujer. Se puso de pie y se quedo
atónito, no era un tronco lo que había causado su caída, era una mujer al
parecer muerta.
En el suelo se encontraba el cuerpo
boca abajo con un charco de sangre un poco seca, Arturo no supo que hacer, se
quedo parado, después de unos minutos de contemplar el cadáver decidió buscar
alguna identificación que portara, tan solo encontró una pequeña libreta pero
ninguna identificación, no se atrevía a voltear el cuerpo para verlo de frente.
Comenzó a leer lo escrito en la libretita pasados unos minutos llego al final
del escrito y es cuando se entero de quien era esa persona que se encontraba
muerta enfrente de él.
Helena después de unos minutos de
seguir caminado en la dirección que aquella mujer le había dicho pudo ver a lo
lejos a su amigo. Le extraño que estuviera leyendo algo, se acerco lo más de
prisa que pudo y cuando estuvo a dos metros de distancia de él se percato del
cuerpo en el suelo. Una sensación de consternación se apodero de Helena,
aquella mujer que se hallaba en el suelo era la misma mujer con la que había
estado conversando. Arturo fue abruptamente sacado de la lectura por la
presencia de su amiga, quien tenía una cara de espanto.
-Helena ¿estas bien? Si es una
persona muerta, me tropecé con ella al tratar de alcanzar a una mujer para
pedir ayuda.
-No puede ser, Arturo esa persona…
con esa mujer tirada en el suelo estuve conversando hace unos minutos, ella me
dijo como llegar hasta aquí y me dijo también que estarías aquí…
-Tranquila, encontré esta libretita
entre su ropa, ya se quien es, por lo escrito aquí, es mi vecina…
-No puede ser ella, te digo que
estuve conversando con ella hace unos momentos…
-Toma –en ese instante él extendió
la libretita- lee y te darás cuenta de que efectivamente es mi vecina
Helena agarro la libretita y comenzó
a leer lo escrito en ella después de unos minutos, llego al final del texto y
encontró en la última pagina una pequeña nota, cuando termino de leer confirmo
lo que le decía su amigo, aquella mujer con la que estuvo concursando minutos
antes y ahora muerta enfrente de ella, era la vecina de su amigo.