Llegue al punto en que el camino se
constituía de subidas era en este lugar donde realmente el esfuerzo lo tenía
que redoblar. Hasta ese instante no había tenido la suerte de encontrarme algún
vehículo que circulara sobre las calles que había recorrido. No lo habría
notado, sino fuera porque venia bajando un carro negro a toda velocidad y gracias
a que la banqueta era muy alta no me paso a atropellar y hubiera impedido que
llegara a mi destino.
Unos metros mas adelante decidí
tomar el primer descanso, fue cuando mire por primera vez hacia atrás. Estaba
completamente segura de lo que hacia y sabia que si decidí tomar este camino
era por voluntad propia y por la incapacidad de encontrar otra solución a los
problemas que me aquejan. También sabía que mientras más avanzara y subiera, la
vista seria linda y que tan solo por tener esa vista valía la pena el
recorrido.
Continúe mi caminar, no tenia ya nada
de frío al contrario el sudor resultaba molesto y pensé en mas de una ocasión
tirar el chaleco pero desistí de ello. Recordé que a pesar de sufrir en la
infancia de varias enfermedades respiratorias, adoraba el clima frío, siempre
deteste el calor. Trate a lo largo de mi vida estar en lugares fríos, nunca
permanecía mucho tiempo en lugares cálidos, odie los comentarios de la gente
que decían: detesto el frío, el día esta muy triste, etc. Considere siempre a
esas personas como incapaces de ver la belleza del frío, enajenadas que solo
siguen la corriente principal, sin pensar en el por qué o en el cómo del frío.
Igual y esa era una de las razones por la cual no soy muy sociable, por
supuesto que otros factores intervinieron para que a mis cuarenta y cuatro años
estuviera soltera y prácticamente sin un amigo(a).
Aunque eso no significaba que no
tuviera algún pretendiente, creo que siempre deje que ellos trataran de hacer
todo, tal vez si hubiera puesto de mi parte y hubiera puesto interés en
conocerlos, tal vez no estaría en este momento caminando a estas horas de la
madrugada. ¿Quién sabe? La verdad es que al final me construí este camino y ni
modo no hay una maquina del tiempo que pueda utilizar para cambiar mi vida.
Pensando en el cómo se ha desarrollo
de mi existencia, creo que fue marcada desde temprana edad por una fiel
compañera, la soledad. Siempre fui una niña muy solitaria. Solo tenía a mi
madre, ella trabajaba todo el día para traer el pan a la casa. Ella no me
dejaba salir a jugar con los demás niñas y niños; cuando asistí a la escuela en
pocas ocasiones convivía con mis compañeros en el recreo.
Aunque fueron pocas las ocasiones
que platicaba con mi madre, por lo regular siempre conversábamos de lo mismo:
cómo vas en la escuela, recuerda que tienes que ser una excelente estudiante
para que puedas ser alguien en la vida, etc. Desde que me dejo ya hace más de
14 años, le podría reprochar que no me enseño a convivir en una sociedad, de
ahí en fuera le agradezco todo lo que hizo por mi. Pero ¿se les podría
reprochar a los padres por qué los hijos no son sociables? A veces reprochamos
cosas porque no vemos que al final nosotros construimos nuestras vidas. Es de
esos momentos en que hay que afrontar la parte de la culpa, por su puesto que no
eres inocente pero tampoco eres culpable,
solo acepta lo que te corresponde y lo afrontas. ¿La vida están complicada? o
¿en realidad es simple pero nosotros la haces complicada?
No hay comentarios:
Publicar un comentario