Eran las siete de la mañana, Helena
se despertó con ganas de ir a dar una caminata por el bosque que se encontraba
cerca de la casa de su mejor amigo. Ella
recordaba muy bien lo que alguna vez le había mencionado: -es un lugar muy agradable,
tranquilo y relajante para correr por las mañanas y hay unas peñas que tiene
una vista formidable, si quieres ir me dices y contacto a un amigo que conoce
muy bien el lugar y nos vamos...
Helena busco su teléfono móvil, lo
encontró tirado debajo de su cama, lo tomo y marco, se escucho el sonido de
llamada por cuatro ocasiones antes de que se escuchara una voz.
-Bueno Arturo
-Bueno, oye si sabes a que hora son
-Claro son las siete con siete
minutos de la mañana, que ¿te desperté?
- No, como crees, estaba esperando que
alguien me llamará… ¡por supuesto que si me despertaste!
-Tranquilo, recuerdas que alguna vez
me dijiste que si tenia ganas de ir a corre al bosque que se encuentra cerca de
tu casa que te llamara, pues es tu día de suerte, vamos a corre ¿Qué dices?
-Pero tengo que llamarle a mi amigo
para que nos guie
-Mejor dime que no quieres ir y ya
-No es eso, solo que no conozco bien
el lugar
-Vamos no sea así, no nos perdemos,
solo corremos por los alrededores sin adentrarnos tanto… solo quiero ir a corre
un rato
-Vale, pues vamos, paso por ti en…
-No mejor yo paso por ti, así te da
tiempo de despertarte bien jajaja
-Que graciosita
-Bueno te veo en cuarenta y cinco
minutos vale
-Vale
Helena sin perder tiempo se levanto
de la cama y se vistió con la ropa adecuada para ir a correr por una mañana en
la que el sol se empezaba asomarse. Ella tenía unas ganas enormes de ir a aquel
lugar que en menos de diez minutos ya se encontraba en su camioneta con rumbo a
casa de su mejor amigo.
Por su parte Arturo después de
colgar, decidió tomar unos cinco minutos más de sueño, sabia que por mas que se
apurara Helena le tomaría mas de cincuenta minutos en llegar a su casa.
En la carretera, Helena se
desesperaba porque no se avanzaba a un ritmo que ella quisiera, ese miércoles
el estancamiento vehicular era más del cotidiano. Pensó que al final fue buena
idea que ella pasara por Arturo, porque si ella esperaba a que él fuera por
ella y luego regresaran por esa misma carretera le arruinaría la caminata.
Pasaron cuarenta minutos y Arturo se
despertó, con muy pocas ganas se levanto y se dirigió al baño, después de hacer
sus necesidades fisiológicas se dirigió a su guardarropa, escogió su ropa
deportiva favorita, pensando en que podría encontrarse a su vecina y tal vez
ella también le gustaría dar una vuelta por el bosque.
Arturo siempre le encanto la idea de
invitar a su vecina a correr por el bosque pero siempre le falto valor para
hacerlo. Por las pocas platicas que habían podido entablar, él sabia que a ella
si le gustaba hacer ejercicio y correr era una de sus actividades favoritas.
Todos en el vecindario sabían que Arturo estaba perdidamente enamorado de
Jezabel, también sabían que él por falta de valor, nunca habían salido y que no
platicaban mas que solo cuando se encontraban en la calle.
Sonó el timbre de la casa, Arturo
pensó que era muy rápido para que Helena hubiera llegado, para su sorpresa –o
desgracia- si era ella.
-Buenas dormilón
-¿Cómo le hiciste para llegar tan
rápido? ¿Cuántos semáforos te saltaste?
-Tranquilo, primero salúdame y luego
me interrogas
-Buenos días Helena, un gustazo
verte tan temprano ¿cómo estas?
-Buenos días Arturin, el gusto es
mío, estoy muy bien, ¿Qué no me invitas a pasar?
-Por supuesto, ya sabes que es tu
casa
-Gracias, bueno ¿ya estas listo?
-Pensaba tomar algo antes de salir
pero creo que no me lo permitirás ¿verdad?
-Vale, desayuna algo
-Dame cinco minutos, por mientras
puedes prender la televisión
-Mejor pongo algo de música pero te
apuras…
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