lunes, 26 de noviembre de 2012

Caminata Parte IV



Después de diez minutos Arturo y Helena salieron de la casa. Mientras se dirigían a la camioneta, ella noto que él parecía buscar a alguien

-¿Qué pasa tenias que ver a alguien temprano?
-No, ¿por qué?
-Es que parece que busca a alguien
-¿A quien voy a buscar tan temprano? Por favor…
-Ya se a quien buscas
-Según tu ¿a quién busco?
-Pues a quien mas, es obvio que a tu vecinita, esa la del nombre raro
-Se llama Jezabel y no es raro es bonito
-Bueno, y que ¿ya la invitaste a salir?
-No la he visto dese hace como un mes
-¡Ah! Ya caigo

Entraron a la camioneta, él sintonizo una estación local mientras Helena se abrocho el cinturón de seguridad y se dispuso a conducir. Durante el recorrido que duro unos cuarenta minutos, no cruzaron ninguna palabra. Era como si cada uno estuviera en su mundo. Aunque ninguno de los dos se sentía incomodo, porque siempre su amistad había sido marcada por momentos en que no se hablaban demasiado.

Al llegar al bosque realizaron un pequeño calentamiento antes de iniciar su recorrido por aquel lugar. Era un bosque muy tranquilo y la mañana era fresca, una formidable mañana para correr entre los arboles. Helena era la mas contenta de los dos, por supuesto era su idea estar en aquel lugar a esas horas de la mañana pero no eran las únicas personas que se encontraban en el lugar, en el estacionamiento se encontraba dos automóviles más. Era extraño encontrar a gente que también dispusiera de tiempo entre semana para realizar un recorrido por el bosque, pensó Arturo pero no le dio mucha importancia y le pregunto a su acompañante:

-¿Estás lista?
-Claro, siempre lo estoy
-Pues vamos, te recuerdo que solo vamos a recorres la parte de abajo que es lo único q conozco bien
-Vale, ya te dije que no importa

Los dos amigos corrían en paralelo, no hacia falta llevar una conversación con el maravilloso paisaje que tenían era mas que suficiente para disfrutar el momento. En el ambiente se podía sentir una sensación de frialdad, de alivio y de ilusiones terminadas, de tranquilidad, de esperanzas, era una sensación extraña que los dos jóvenes percibían.

Llegaron a la parte del bosque donde el camino se dividia en dos, uno era para regresar a donde habían dejado la camioneta y el otro era para llegar a las peñas, por su puesto que Arturo le señalo a Helena que camino tenían que tomar pero no contaba que en ese momento ella decidiera cambiar el rumbo. Él corrió de tras de Helena, gritándole que no se fuera por ese camino, que no lo conocía, pero a ella no le importo, al contrario corrió todavía mas rápido como si estuviera siendo perseguida por un asesino.

Arturo se encontraba en una pésima condición física, llevaban recorridos unos 300 metros y no la podía alcanzar para intentar detenerla, por su lado Helena disfrutaba del momento, disfrutaba correr y mas que una persona –en especial su mejor amigo- estuviera corriendo de tras de ella y no la pudiera alcanzar. Ella siguió corriendo, cuando noto que Arturo se estaba rezagando decidió bajar el ritmo y esperarlo.

-Que poca condición tienes
-¡Te dije que este no era el camino! Así que vamos a regresarnos
-Tranquilo, no pasa nada, no nos perdemos
-No conozco bien esta parte del bosque, vamos a regresar
-No por favor, sigamos por el camino –ella tenia una capacidad de convencer a Arturo, desde ya hace varios años que se conocían siempre lograba que él hiciera lo que ella quisiera-.
-No Helena, no quiero perderme
-Vale, pero si nos regresamos ¿me invitas a cenar o al cine?
-Nos vamos a regresar pero no tengo por que invitarte a un lugar, aparte tu prometiste que si veníamos solo íbamos a correr por donde yo conocía, rompiste la promesa así que mejor ya vámonos.

Helena nunca había visto tan molesto a su amigo, ella pensaba que igual y si él hubiera encontrado a su vecina, estuviera de diferente humor y tal vez la idea de recorrer el camino que no conoce lo le  parecería tan mal. Ambos regresaban por el camino, Arturo con un poco mas de prisa que Helena. De repente ella con un tono de voz que de mostraba su molestia dijo:

-Si ella estaría aquí, no te parecería tan descabellada la idea de caminar por este camino, aunque no lo conocieras
-¿De qué hablas?, ¿quién ella?
-No te hagas, por favor quien mas puede ser que tu vecinita.

En ese instante Arturo se quedo parado, no contesto nada, solo miro a su amiga, ella se quedo muy perpleja esperaba que le reprochara algo pero no fue así, él solo voltio la mirada y siguió caminado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario