domingo, 12 de agosto de 2012

Principio y perdida de la idea.


Ese día desperté, al parecer más temprano de lo normal, desde hace días había tenido la sensación de que alguien me seguía y me observaba a todas horas. Pensé que era una estupidez, era ridículo que una persona me estuviera espiando, no era pobre pero tampoco rico, no tenía problemas con las personas a mí alrededor.Así que decidí continuar con mi rutina matutina. De camino a mi trabajo, tuve otra vez esa sensación de ser seguido, decidí pasar a comprar unas cosas antes de llegar a la oficina. 

De camino a mi trabajo había una famosa cafetería, a pesar de haber tomado un café antes de salir de mi casa, se me ocurrió parar en ese establecimiento.

Entre a la cafetería, tenia un estilo colonial, nunca había entrado a pesar de llevar varios años pasando por aquel lugar, en ese momento me reproche el por qué no había ido antes a ese lugar, tenia una atmósfera tan agradable. Compaginaban con mis gusto que me sentí con una tranquilidad que hace unas semanas había perdido.

Me dirigí a sentarme en una mesa con vista hacia  la calle, no tardo mucho en llegar la mesera, una hermosa mujer de mediana edad, de piel blanca, cabello rubio y unos ojos verdes que resaltaban y complementaba su belleza. Me saludo de una manera muy cordial y me pidió mi orden. Al parecer era el primer cliente del día, todavía no había más gente pero no tardo en llegar, después de unos minutos poco a poco el lugar se fue llenando.

Romper un poco con mi rutina, me costaría llegar tarde al trabajo y de seguro, sino me apresuraba igual perdía el día, empero esta vez no me importaba, en este lugar me sentía tan tranquilo, de repente sentí la mira de una persona, decidí no voltear, por obvias razones. Después de terminar con un delicioso pastel de chocolate, todavía persistía esa sensación, esta vez decidí mirar y al parecer si era observado por alguien.

Era una mujer joven, de aproximadamente unos veintitantos años, delgada, al parecer no muy alta pero tampoco baja, cabello negro y lacio y unos ojos oscuros muy hipnotizantes. Al mirarla ella sonrió, de una manera muy burda le respondí la sonrisa, en ese preciso momento se acerco la mesera para saber si deseaba algo mas, respondí:

–nadamas la cuenta por favor
-en un momento se la traigo
-antes, le puedo hacer una pregunta
-claro
-dígame qué horario tiene de servicio y qué días esta abierto
-Solo abrimos tres días a la semana, hoy miércoles, sábado y domingo de las ocho de la mañana hasta las ocho treinta de la noche.
-gracias
-en un momento le traigo la cuenta

 Después de unos minutos volvió la mesera con la cuenta, pague y salí a retomar mi camino, el trabajo me quedaba un poco retirado de mi hogar, al parecer todavía tenia tiempo para llegar sin un retraso considerable.

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