jueves, 8 de mayo de 2014

La Cabaña Parte I


En ese otoño habíamos acordado visitar la montaña cercana del lugar donde vivíamos, teníamos esa costumbre y cada año tratábamos de no faltar. Nunca imagínanos que esa sería la última vez que visitaríamos aquel lugar y que estaríamos juntos.

Como todos los años nos reuniríamos en la desviación donde se entroncaba la carretera principal y el camino de terracería que conducía hacia el interior de la montaña. Cada uno llego en su automóvil pero decidimos continuar el recorrido en uno solo.

El camino no era muy largo, aproximadamente unos treinta a treinta y cinco minutos hasta encontrar un pequeño llano, que fungía como estacionamiento. Si querías llegar a la parte más alta de la montaña tenias que continuar a pie. Como cada año hacíamos el recorrido, nos sentíamos conocedores del lugar, sabíamos los atajos para llegar más rápido a la cima. Los años de realizar esta pequeña excursión desde la época universitaria, nos proporcionaban una seguridad y una familiaridad con aquella hermosa montaña.

El día transcurrió con normalidad, con los chistes, las conversaciones para conocer lo que cada uno había realizado en ese año, las nuevas aventuras, los nuevos trabajos, etc. Podríamos decir que era una típica reunión de viejos amigos universitarios que se ponen al corriente en sus vidas.

Después de llegar a la cima y compartir las diversas vivencias, era la hora de descender para ingerir alimentos y todos sabían que quien llegara al final tendría que invitar la comida de los demás, no importaba por donde bajaras o cómo lo hicieras, si eras el último tendrías que desembolsar el dinero necesario para cubrir el gasto que se haría por la comida.


Cuando todos estuvimos reunidos en el estacionamiento, partimos rumbo a unas cabañas que se encontraban en la dirección opuesta de la montaña, un lugar donde los pobladores del lugar designaron como un área comercial. Aunque nosotros nos hubiera gustado que no estaría tan retirado de aquel llano que poseía una postal sin igual.