No había podido conciliar el sueño
en varias noches, pero al momento de tratar de levantarme, en un instante me
vencía el sueño, lo que ocasionaba que no cumpliera con el objetivo que me
había impuesto ya hace varios meses. Empero en esta ocasión había vencido,
logre vencer mi incertidumbre e incorporarme a un extremo de mi cama.
Eran alrededor de la una de la
madrugada, me cambie de ropa, tome un chaleco y una lámpara. Lo indispensable
para hacer mi recorrido que en otras ocasiones, por diferentes motivos había
realizado. Antes de marcharme, considere conveniente tomar una taza de café, una
de mis tantas adicciones. Claro, que no soy la única persona en este planeta
que es adicta a esta bebida, pero creo que si soy de las pocas que no le
importa tomarlo frío.
En la cocina tomé lo necesario para
prepararme mi bebida, agua fría, azúcar, café, una cuchara y la taza. En una
pequeña mesa que se encontraba al lado de la estufa -ahí donde regularmente
preparo mi bebida y por supuesto que en este momento no iba a hacer la
excepción- coloque todo lo que cargaba y me prepare el café. Al terminar descubrí
que había perdido alrededor de cuarenta y cinco minutos en todo este
procedimiento.
Salí casi corriendo de mi casa, en
la calle todo era silencio, sólo a lo lejos se escuchaban unos ladridos. Pensé
que me encontraría con los vecinos de la tiendita, ya que ellos siempre tenían
su escándalo todos los días (bueno todas las noches). Para mi asombro –tal vez
también para mi fortuna- esa noche no habían prologado su “fiesta”.
Avance por la carretera sabia que
este trayecto a pie duraría aproximadamente unas cinco horas. Ya estaba
dirigiéndome, así que ya no había motivo por el cual regresar a mi cama a
seguir durmiendo. Continúe avanzando hasta encontrarme con la calle en la que
tenia que dar vuelta hacia la izquierda. Todo era tranquilidad, la madrugada era
refrescante, pensé que había sido un error tan sólo traer el chaleco para
cubrirme, reflexioné y me dije que no hacia falta otra cosa, porque cuando
empezará a sudar, el frío no lo sentiría y cuando llegara al lugar indicado, no
tenia sentido traer mas ropa, que al final no iba a servir de mucho.
Mire al cielo vi la estrellas eran
hermosísimas a esa hora. Siempre me había gustado vivir en este lugar, lejos de
la contaminación de las grandes urbes, por supuesto que también la vista de las
estrellas y de la Luna eran otra gran razón. En esta ocasión, la viajera de la
noche me había decidido abandonar y dejarme sola en mi recorrido.
Llevaba apenas una hora de
recorrido, me pregunte el ¿por qué de esta caminada nocturna?, ¿por qué todo
había terminado así?, ¿era correcto ir a ese lugar? Seguía caminando y
respondiendo a cada una de las preguntas. Esto me ayudaba en qué pensar y así
hacer que el recorrido no lo sintiera más largo de lo previsto.